Ana Belén conquista Bilbao con emoción, memoria y futuro en su gira "Más de Ana"

Por ANAIKIDE Bilbao | 16 de mayo, Palacio Euskalduna

El pasado 16 de mayo, Ana Belén volvió a pisar con fuerza el escenario bilbaíno tras seis años de silencio musical en directo. Lo hizo como solo ella sabe: con una elegancia serena, un repertorio ecléctico y una voz que sigue erizando la piel. Bilbao fue testigo del tercer concierto de su nueva gira “Más de Ana”, una noche de más de dos horas que reunió a 1.700 personas dispuestas a emocionarse, recordar y descubrir.

La cita, en el imponente Palacio Euskalduna, ofreció 24 canciones en 128 minutos de recorrido por su historia musical, con espacio generoso para las novedades. Ana presentó cinco temas de su próximo disco “Vengo con los ojos nuevos”, aún inédito, con la naturalidad de quien no necesita justificar nada: “Otra canción nueva, ya lo siento”, dijo con ironía, sabiendo que su público, fiel y maduro, sabría recibirlas con respeto y atención.

Un repertorio entre lo clásico y lo inédito

La noche arrancó con fuerza con "Sólo le pido a Dios", apelando a la conciencia social que no abandonó durante todo el concierto. Le siguieron joyas propias y ajenas, desde la auteana “Yo también nací en el 53”, hasta himnos compartidos como “Contamíname”, “La puerta de Alcalá” o “El hombre del piano”, momento especialmente celebrado por el público.

El presentador bilbaíno Joseba Solozabal, presente en el concierto, lo resume así:

“Me ha gustado mucho. Yo no soy objetivo, soy muy fan, pero también le he encontrado alguna cosa que me ha gustado menos. La primera media hora, 40 minutos, la he encontrado un poco densa. Quizá faltaban algunas canciones más conocidas.”

Las nuevas canciones sorprendieron por su diversidad estilística: la crítica feminista en “Que no hablen en mi nombre”, la cadencia brasileña de “Cinecittà”, el aire aflamencado de “Mala para tus huesos es esta humedad”, el tema titular “Vengo con los ojos nuevos” y el ritmo latino de “Bachátame”. Ana demostró que, a sus 73 años, no sólo conserva la voz, sino el coraje de seguir creando.

Escena sobria, música protagonista

La puesta en escena fue minimalista pero eficaz. Sin pantallas gigantes, con los músicos alineados sobre dos plataformas y dos discretos teleprompters a los lados del escenario. La ausencia de artificios dirigía toda la atención a lo importante: la voz, las letras y el carisma de Ana. Vestida con un conjunto morado y sandalias doradas, su look fue elegante aunque algo discreto, como apuntó el propio Joseba:

“El vestuario, sí, pero no. Regular. Yo la veo más viva, más excesiva, con algún vestido más potente. Un cambio no hubiera estado mal, para tener un impacto visual más fuerte.”

Acompañada por un septeto de músicos, entre los que destacaron su hijo David San José al piano y el bilbaíno Santi Ibarretxe en saxos y percusiones, Ana ofreció una versión completa y cuidada de sí misma. Bailó, teatralizó, agradeció y hasta leyó un manifiesto antibelicista en el que mencionó “la Palestina ocupada”, reafirmando su compromiso social y político.

Un clímax emocionante y festivo

La última parte del concierto fue pura catarsis. Las versiones más esperadas —“Derroche”, “Agapimú”, “España camisa blanca de mi esperanza”— encendieron al público, que respondió con ovaciones, cánticos y bailes. Ana, que al principio se mostró algo contenida en la interacción, acabó desbordando energía y complicidad.

“El espectáculo es muy bueno y muy potente pero me hubiera gustado un poquito más de feedback con la gente en el principio.”, comenta Joseba con honestidad.

En “Balancé”, ya en el segundo bis, sopló un pito festivo y convirtió el Euskalduna en una fiesta tropical, como si por un momento nos hubiéramos trasladado a Río de Janeiro. Joseba lo confirma con entusiasmo:

“Ana se vino muy arriba al final, la gente también ha bailado y cantado.”

Una artista en constante renovación

Ana Belén ha vuelto. Y lo ha hecho con una gira que mira hacia atrás sin nostalgia y hacia delante sin miedo. Con canciones nuevas, con mensaje, con sensibilidad escénica y con un dominio escénico que solo otorga la experiencia. Como dijo en uno de sus momentos más sinceros: “Habrá muchas canciones nuevas, pero alcanzaremos un equilibrio entre lo que queréis escuchar y lo que debo hacer”. Y lo logró.

“Ella como mujer es muy especial, es fantástica. Es Ana Belén. Y en ella, todo es perfecto.”, concluye Joseba Solozabal.

Bilbao respondió con cariño, respeto y una ovación cerrada. Porque Ana no sólo canta: cuenta, intepreta y representa. Es una artista total. Y verla sobre el escenario es un privilegio que no se da todos los días.




 

 


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